Imagen Agropecuaria – 17 junio, 2024
Organizaciones sociales y campesinas demandaron a la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum Pardo, establecer “un verdadero compromiso con una agricultura libre de agrotóxicos y transgénicos, sin conflicto de interés y que ponga al centro la agricultura campesina”.
La Campaña Nacional Sin Maíz No Hay País alertó sobre la posible permanencia dentro del nuevo gobierno “de personajes que han tenido una larga trayectoria de apoyo a los grupos de poder económico y de promoción de las peores prácticas agrícolas, que ponen en riesgo la salud de las personas y que son contrarias a las prácticas agrícolas que buscan evitar la contaminación del medio ambiente”.
En un comunicado planteó que el proyecto político de la presidenta electa se construya con funcionarios comprometidos con la transición agroecologica como base de la soberanía alimentaria y libres de sospecha de conflicto de interés, que conozcan “profundamente” el campo mexicano y valoren la agricultura campesina, su capacidad productiva y su cultura comunitaria, “pues ésta provee 70% del maíz para tortillas y 60% del frijol que nos comemos”.
Advirtió sobre la interferencia en todo el mundo de las grandes empresas y grupos de poder económico en la toma de decisiones que atañen al interés público es constante, donde México no está exento. “Dicha interferencia se ejerce de muchas formas, una de ellas es a través de la incorporación de representantes de esos intereses en los puestos de toma de decisiones, ya sea en el nivel legislativo, ejecutivo o judicial o que a lo largo de su trayectoria han mostrado esa vinculación”.
Por ello, la Campaña Nacional Sin Maíz No Hay País consideró que “personajes como Víctor Villalobos y Sol Ortíz no pueden repetir, una vez más, en el gabinete de Claudia Sheinbaum”.
Recalcó que “se requiere de funcionarios comprometidos con el pueblo de México para defender nuestra soberanía alimentaria y a nuestro maíz libre de transgénicos, frente a presiones empresariales internas y externas, elaborar y aplicar una política de Estado que amplíe significativamente el apoyo a la agroecología, cumpla cabalmente con el decreto presidencial para eliminar el uso del glifosato, y lo amplíe para otros plaguicidas altamente peligrosos”.
En su comunicación refirió que uno de los grandes impedimentos para alcanzar la soberanía alimentaria es el control corporativo del sistema agroalimentario, dado que cuatro corporaciones controlan 67%, del mercado mundial de semillas, 10 controlan 95% del sector de agroquímicos, 10 controlan 41% del mercado de fertilizantes y 4 controlan 90% del comercio de granos.