ImagenAgropecuaria – Ernesto Perea – 22 julio, 2024
La propuesta de la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum Pardo, de reactivar la operación a la Productora Nacional de Semillas (Pronase), es “sin duda” una “alternativa excelente”, porque podría ofrecer semillas mejoradas y nativas de variedades de frijol, maíz, arroz, así como de otros cultivos, las cuales son generadas por la investigación pública de México.
Es relevante porque la semilla es el insumo más importante en la producción agrícola, al representar 60% del éxito o fracaso del potencial productivo en las parcelas. “Es claro que la presidenta electa y sus asesores están al tanto de lo que implica el abastecimiento de semillas, la necesidad de contar con una Pronase y un Sistema Nacional de Semillas adecuado para bien del país”.
Así lo expusieron los investigadores Alejandro Espinosa Calderon1, Margarita Tadeo Robledo2 y Antonio Turrent Fernández3, al referirse a la posición expresada en medios, el 19 de julio pasado, por Claudia Sheinbaum Pardo, quien planteó la posibilidad de recuperar a la Pronase, “para apoyar con semillas a todos los agricultores de frijol, aquí en Zacatecas”.
Esta institución, cuya desaparición obedeció a políticas neoliberales, llegó a tener una participación de mercado de más del 42% y “mantenía equilibrio en el precio de semillas”.
Los especialistas, con amplio reconocimiento en la investigación y desarrollo de semillas para granos básicos, expresaron que consolidar esta propuesta “sin duda, sería estratégicamente importante, para aprovechar las excelentes variedades de frijol, desarrolladas por el INIFAP y desaprovechadas desde el cierre de Pronase”, que fue un organismo público descentralizado cancelado al inicio del gobierno del presidente Vicente Fox, y extinguido en junio de 2007 por su sucesor Felipe Calderón, al aprobarse la Ley de Semillas, con lo cual, “ambos gobiernos del PAN, propiciaron graves daños al campo mexicano”.
“La propuesta de operar una nueva Pronase, es una excelente opción, para aprovechar y posicionar las variedades mejoradas producto de la investigación pública, desarrolladas en instituciones como INIFAP, UACH, UNAM, UAAAN, CP, UDG, ICAMEX…”.
Dichas instituciones pueden apoyar la difusión extensiva, permitiendo elevar la producción y la productividad por las características agronómicas favorables de los materiales generados”, subrayaron en su análisis.
Consideraron que con esta generación de semillas nacionales se “podrían fortalecer los programas de Producción para el bienestar y apoyo al campo, como son los fertilizantes gratuitos, los cuales fueron implementados durante la presente administración, mismos que continuarán en el gobierno electo”.
Semilla accesible para pequeños productores
En México, recordaron, existen 2.5 millones de agricultores con parcelas pequeñas de maíz, para las cuales deben plantearse alternativas de abasto y uso de semilla. “Será indispensable fortalecer esquemas de abasto de semillas mejoradas y nativas, con organizaciones y federaciones de productores, asociaciones y gobiernos estatales, así como egresados de universidades de agronomía, con quienes se puede impulsar el aprovisionamiento de semilla de calidad de variedades disponibles a través de empresas en baja escala”.
Las alianzas se pueden establecer, sugirieron, con organizaciones como la Asociación de Empresas Semilleras Mexicanas (SEMUAC), Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), para promover el desarrollo organizado de empresas de semillas a baja escala, con asesoría técnica, para la multiplicación, inspección y difusión, con el apoyo de estas organizaciones de agricultores, para integrar un esquema formal que ofrezca semilla calificada a precios razonables en alianza con INIFAP y otras instituciones públicas de investigación.
“Esto es una opción razonable que permitiría al capital privado o social nacional participar legalmente de acuerdo con la ley de 2007. También podría impulsarse el mejoramiento participativo de maíces nativos en una gran cruzada, en las escuelas, las prácticas de campo del mejoramiento genético autóctono”, subrayaron.
Los investigadores anotaron que el reto más grande lo constituye la mayor operación con semillas nativas, que cubren por lo menos 50%de la superficie sembrada con maíz, que resuelven el problema social de las tierras de baja calidad agrícola y también resuelven el asunto de grano de especialidad para la cocina pluricultural nacional y finalmente, se necesita que este reservorio genético de maíz, cuya riqueza es su diversidad genética y la cual México debe proteger.
Para México –expusieron—el reto más grande será abastecer de materiales nativos y mejorados sobresalientes disponibles –más de 400 generados por INIFAP y más de 250 desarrollados por universidades y otros Centros Públicos de Investigación– para 50% de la superficie nacional de maíz; en otro 25% de la superficie habrá que aprovechar al máximo y ofrecer abastecimiento de semillas de variedades no convencionales (maíces nativos, acompañamiento de productores en mejoramiento participativo, combinaciones de semillas mejoradas y nativas acriolladas), con rendimientos altamente competitivos, con buenas características agronómicas, tolerancia al acame y las enfermedades, ciclo vegetativo más corto y factibles de mecanizarse.
Efectos del cierre de Pronase
En su análisis recordaron que el cierre de Pronase –creada en 1961– atendió influencias externas del Banco Mundial, otros organismos, así como las corporaciones de semillas, “con la pretensión de dominio del mercado de semilla”.
Recordaron que en año 2005 se redactó una minuta de ley de semillas que propuso una promotora para el abastecimiento de semillas nacionales nativas y mejoradas mexicanas, que fue aprobada en el pleno de la Cámara de Diputados (CD), pero que no fue ratificada en el Senado, donde se pretendía aprobar una Ley de Semillas muy diferente y desfavorable para los productores nacionales. Al final se regresó a la CD y quedó suspendida en esa legislatura y en la siguiente, en 2007, fue aprobada una ley completamente diferente y cabildeada por empresas privadas con la asesoría de algunos diputados y el propio SNICS, en la cual se extinguió formalmente a la Pronase, con lo cual “se incrementó el control del comercio de semillas por unas cuantas empresas multinacionales”.
La Ley de Semillas –señalan los investigadores– propició desabasto de semillas, en grandes superficies, en especial en áreas de menor potencial, en regiones de temporal, no atendidas por las corporaciones oligopólicas, en particular ya no se produjo semilla de frijol, avena, arroz, así como variedades de polinización libre de maíz. En 2020, la bancada de Morena en la Cámara de Diputados ya había propuesto una iniciativa para revivir al organismo.
1Investigador Titular C, INIFAP, Nivel III, S N II; 2Profesora de Carrera, Titular C, FESC, UNAM, Nivel I, S N II; 3Investigador Titular C, INIFAP, Emérito, S N II.