La Jornada Morelos – Ene 29, 2025
Transgénicos versus soberanía alimentaria:
un panorama de la situación actual en México
Fleur Gouttefanjat
Josemanuel Luna-Nemecio
A la fecha, México consume anualmente, a nivel nacional, alrededor de 46 millones de toneladas de maíz: 22 millones de toneladas de maíz blanco, principalmente utilizadas para la alimentación humana (masa y tortillas); y 24 millones de toneladas de maíz amarillo, utilizado sobre todo para la agroindustria (almidonera o que usa derivados del maíz como su aceite o sus azucares) o como forraje para ganado. No obstante, México solo produce, anualmente, 23 millones de toneladas de maíz (20 millones de toneladas de maíz blanco y 3 millones de toneladas de maíz amarillo).
Esta situación —provocada, por un lado, por la reconversión productiva, la disminución de la superficie de tierras dedicadas al maíz y el consiguiente estancamiento de la producción que impulsaron las políticas agrícolas del periodo neoliberal y, por otro lado, por la instalación de empresas transnacionales dedicadas a la cría de ganado en el país —, obliga México a importar cada año grandes cantidades de maíz amarillo a EEUU, el cual es mayoritariamente transgénico. Esta situación, además de expresar la vulnerabilidad de la soberanía alimentaria del país, amenaza la salud de los consumidores y representa riesgos para la diversidad maicera de México, centro de origen de este cultivo.
Es la razón por la cual, en diciembre de 2020 y, posteriormente, en febrero de 2023, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador emitió decretos para prohibir el uso de maíz genéticamente modificado para la alimentación humana, como un primer paso para regular la expansión de semillas transgénicas en el país. Se consideró en este momento que esta decisión no fuera a afectar el comercio internacional entre EEUU y México, pues la nueva disposición legal concernía fundamentalmente el maíz blanco, principalmente producido por México.
Sin embargo, a pesar de dichas precauciones, la actitud del gobierno de México inquietó las poderosas y ricas empresas de biotecnología de su vecino del norte y en agosto de 2024, EEUU, como vocero de dichas empresas, convocó el panel de controversia del T-MEC para apelar el decreto mexicano, argumentando que afectaría negativamente las exportaciones estadounidenses.
Después de varios meses, el 14 de diciembre de 2024, este panel emitió su fallo definitivo a favor de EEUU, afirmando (falazmente) que “las disposiciones mexicanas no pueden aplicarse al no estar basadas en una evaluación de riesgo adecuada, evidencia científica y en normas internaciones relevantes” (La Jornada, 21 de diciembre de 2024). Por lo que el país tiene 45 días para ajustar su legislación o negociar un nuevo acuerdo.
Esta resolución del panel de controversia del T-MEC era de esperarse, tanto por quienes son los jueces de dicho panel como por su funcionamiento. Sin embargo, el hecho de que las empresas semilleras y de biotecnología, así como el gobierno de EEUU, hayan convocado este panel, a pesar de que el decreto mexicano no afectaba directamente sus intereses inmediatos, pone claramente de manifiesto la voluntad de estos actores de “sentar ejemplos”, impidiendo la formulación de leyes que regulen la biotecnología y la aplicación, por parte de México, de un principio precautorio (Silvia Ribeiro, La Jornada, 28 de diciembre de 2024).
El camino para la reconstrucción de la soberanía alimentaria de México, a favor de su biodiversidad y de la salud de sus poblaciones se ve tortuoso. La partida de ajedrez apenas empieza.
El maíz transgénico como amenaza para nuestro patrimonio culinario y cultural
Silvia Iveth Moreno Gaytán
Los platillos derivados del maíz en México tienen variaciones y recetas casi equivalentes a las regiones que conforman el país. Una amplia gama de gastronomía, comercio y ecosistemas se encuentra en la Zona Centro de México, integrada por Hidalgo, Estado de México, Puebla, Tlaxcala, Ciudad de México y Morelos. Estas entidades federativas enfrentan la expansión de la mancha urbana no planificada y la proliferación de la agricultura comercial, pero aún mantienen la práctica de la agricultura tradicional para maíces nativos de múltiples colores, texturas y sabores, como se pudo constatar en el proyecto De la Milpa a la Mesa: Alimentación Universitaria Sustentable, realizado por la UAM.
Una zona con maíces nativos de muy alta calidad es la subregión que conecta el Estado de México, en el área de Los Volcanes o Amecameca, con los Altos de Morelos. Esta región comparte una rica gastronomía y un intercambio comercial y cultural histórico. Ambos territorios son un ejemplo claro de la siembra a cielo abierto para un grano tan fundamental como el maíz. En esta área se encuentran dos plazas de comercialización: el Tianguis Ganadero de Yecapixtla y, en Atlatlahucan, el Mercado de Productos del Campo MORMEX, especializado en maíces. Este último opera los domingos a las 5:00 a.m., como una iniciativa impulsada por los campesinos para contrarrestar los precios impuestos por los intermediarios.
Esta interconexión alimentaria en la región Centro de México evidencia la vulnerabilidad de campesinas y campesinos ante el fallo emitido por el Panel de Controversias del T-MEC respecto a los maíces transgénicos, el pasado 20 de diciembre de 2024. La introducción de maíz transgénico para alimentar ganado pone en riesgo los intercambios culturales históricos y amenaza el libre acceso de los pueblos a las semillas. Cualquier error humano en la producción de ganado puede resultar en degradación ambiental, una catástrofe genética para los maíces nativos y conflictos legales relacionados con la propiedad intelectual de los transgénicos. Hoy más que nunca, es necesario consolidar alianzas entre los pueblos para combatir la presencia de maíces transgénicos, así como garantizar la calidad de vida de las comunidades que, por milenios, han preservado los maíces nativos, asegurando que sigan siendo accesibles para todas y todos.
-
Universidad Autónoma Metropolitana
¿Semillas transgénicas en Morelos?
Fleur Gouttefanjat[1]
Desde el primer gobierno de la Cuarta Transformación, se han realizado esfuerzos ejecutivos y legislativos significativos para encaminar una regulación de la expansión de semillas transgénicas de maíz en el país, buscando primero, desde inicios de 2023, prohibir su uso para la alimentación humana.
A la fecha, según datos del Censo Agropecuario de 2022, un 2% de las unidades productivas agropecuarias de México utilizan semillas transgénicas. Sin embargo, a la par, el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conhacyt), a través de análisis llevados a cabo en más de 1,200 almacenes, registró y monitoreó la contaminación de granos, semillas y harinas de maíz por transgenes en todo el país.
¿Cuál es la situación en el estado de Morelos? Morelos pertenece a las cinco entidades federativas que utilizan más semillas transgénicas, junto con Baja California; Baja California Sur; Coahuila y Guerrero. En la entidad, el porcentaje de unidades productivas agropecuarias que utilizan semillas transgénicas es más elevado que a nivel nacional, pues del total de unidades productivas del estado, un 3.6% de ellas hace uso de dichas semillas, en particular en los municipios de Atlatlahucan (6.8% del total de unidades agropecuarias del municipio); Coatlán del Río (5.5%); Cuautla (5.9%); Jonacatepec (7.8%); Puente de Ixtla (6.8%); Yecapixtla (6%); y Temoac (20.6%).
Morelos también destaca por una importante contaminación transgénica de los granos de maíz. Según los datos que presentó la investigadora del Conahcyt Patricia Delgado Valerio en septiembre de 2024, dicha contaminación es particularmente grave en esta entidad, así como en los estados de Puebla; Hidalgo; el estado de México; Guanajuato; y Jalisco (Alexia Villaseñor, La Jornada, 26 de septiembre de 2024).
A pesar de haber albergado la cuna de la Revolución Mexicana y del reparto agrario, Morelos es un estado que se ha visto particularmente afectado por la expansión de técnicas de cultivo y de insumos directamente relacionados con una agricultura de tipo capitalista. Es urgente que las autoridades estatales busquen encaminen el desarrollo agrícola de la entidad hacia otra vía.
-
Universidad Nacional Autónoma de México.
Permitir importación de maíz transgénico sería también importar altos riesgos ambientales y epidemiológicos
Josemanuel Luna Nemecio
La reciente disputa en el marco del T-MEC sobre la importación de maíz transgénico en México ha encendido las alarmas en todo el país. La presión de EEUU para inundar nuestro mercado con más de 20 millones de toneladas anuales de maíz transgénico para cubrir el consumo pecuario e industrial pone en jaque la soberanía alimentaria; pero, además, amenaza con agravar el panorama ambiental y epidemiológico del país.
Es importante recalcar que el maíz transgénico dependiente y resistente a altas concentraciones de venenos (agroquímicos) forma parte de un monstruoso sistema industrial agroalimentario que trastoca los modos de vida, los sistemas de producción y de manejo del territorio, así como la propia conservación ambiental y seguridad epidemiológica de la población.
Por lo tanto, con la importación de maíz se estarían importando, también, toda una serie de efectos sociales, ambientales y epidemiológicos. Varios estudios relacionan la incorporación de transgénicos en la dieta con la producción acelerada de tumores, la alteración de los procesos de regulación endócrina del organismo, afectando, claramente, la salud integral de la población, al incidir en el aumento de cáncer (especialmente linfomas no Hodgkin), trastornos endocrinos, enfermedades renales crónicas, malformaciones congénitas y alteraciones hepáticas, inflamaciones crónicas y enfermedades autoinmunes.
Lo anterior pone de manifiesto la amenaza que representa para la seguridad alimentaria, ambiental y sanitaria el tener que alimentarse, aunque sea indirectamente, con un maíz diseñado para dominar y enfermar a la población mexicana. Los municipios de Morelos, cuya economía depende en gran medida de la agricultura de pequeña escala, podrían verse afectados por la competencia desleal que deriva de la importación del maíz transgénico, padeciendo, además, importantes consecuencias epidemiológicas y ambientales.
Proteger a la población de Morelos de todo el país frente a la invasión del maíz transgénico no es solo un tema de justicia social, sino una urgencia para salvaguardar nuestra salud, medio ambiente y economía local.
-
Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa
El impacto del maíz transgénico sobre la gastronomía morelense
Alma Lili Cárdenas Marcelo
Carla Eugenia Benítez Assad
La gastronomía de Morelos tiene un ingrediente esencial: el maíz. Platillos como tacos acorazados, tacos de cecina, pozole, tamales nejos y tortillas hechas a mano dependen de maíces nativos que representan la diversidad biocultural del estado. Según el investigador Antonio Castillo, en Morelos se cultivan al menos 14 razas de maíz nativo, como el Ancho, Pepitilla y Cacahuacintle. Sin embargo, esta riqueza está en riesgo por la importación de maíz genéticamente modificado (OGM) o mejor conocido como transgénico.
México, siendo cuna del maíz, importa más de 18 millones de toneladas al año, principalmente de Estados Unidos y es maíz transgénico. Aunque inicialmente era para uso ganadero, estudios como el de González-Ortega et al. (2017) detectaron transgénicos en el 68.9% de las tortillas analizadas en Ciudad de México y su área metropolitana, generando preocupación sobre su uso para consumo humano.
El consumo de maíz transgénico ha sido vinculado con riesgos para la salud, como trastornos gastrointestinales, alergias alimentarias y agravamiento de enfermedades crónicas como enfermedades renales, obesidad y diabetes. Aunque el gobierno mexicano intentó limitar su importación, esto no se ha podido debido a las implicaciones comerciales que esto significa en el marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Sin embargo, consumir productos locales y apoyar proyectos como la “Casa de Semillas Teocintle” en Jojutla y a guardianes como don Sergio de Tenextepango, contribuye a preservar la riqueza biocultural, la salud y la gastronomía morelense.
El Maíz en Milpa Alta: mi tlaolli (mi maicito)
Laura Gisela García Domínguez
En náhuatl tlaolli es el conjunto de la tierra y el movimiento, el ciclo. Si se pone el grano en la tierra, cada año se mueve, germina, crece.
Milpa Alta es una de las 16 alcaldías de la Ciudad de México, es considerada como una localidad rural. La producción de maíz en Milpa Alta ha sido tan importante que los mismos montes son vestigios de terrazas agrícolas, desde el siglo XIII aproximadamente. La población originaria que habitó aquellas serranías trabajó mucho para construirlas.
Si bien, en México se disputa la importación y el cultivo de maíz transgénico, en Milpa Alta no hay evidencias científicas que confirmen la contaminación del maíz nativo que se cultiva. En este sentido, este territorio es un ejemplo de cómo se disputa un espacio de saber histórico, muchas son las luchas, les presentamos solo tres. El Colectivo Rural San Pedro Atocpan, resguarda un banco de semillas que pone a disposición de la población para seguir cultivando, además de que elaboran bioinsumos con miras a una transición agroecológica. La Cooperativa Construir en Raíces en Tecómitl, cultiva maíz y otros alimentos de manera agroecológica desde hace varias generaciones, además ellos mismos los transforman. El Centro de Aprendizaje Agroecológico: germinados para la vida en Villa Milpa Alta, liderado por Adriana Aristeo Díaz, de igual forma preserva el cultivo de maíz desde hace varias generaciones y ahora uno de sus objetivos es iniciar una escuela agroecológica para el maíz y otros cultivos como hortalizas y plantas medicinales.
Alberto, integrante del Colectivo Rural San Pedro Atocpan, reconoce el peligro de que llegue a México el maíz transgénico entero, con potencial para germinar. Al mismo tiempo, el mensaje que envía al lector es “tenemos derecho a una alimentación más sana y saber a qué sabe un maíz”. Isaac, de la Cooperativa en Tecómitl, apunta que “la dependencia de insumos hace más vulnerable la agricultura, para poder avanzar a una agricultura sostenible y sustentable los campesinos debemos ser dueños de nuestros procesos y nuestros insumos, no hay mayor soberanía que tener control sobre la semilla que cultivas”. Adriana invita a “hacer más conciencia en lo que consumimos y la forma de alimentarnos, buscar el maíz libre de transgénicos e incentivas al maíz criollo”.
Desde Milpa Alta se disputa el territorio y se defiende el maíz nativo. Y así va a seguir.
Adriana Aristeo, 2024.
Greta Rico, 2023
Resistencia y Conservación en la Milpa: Agroecología y Conocimiento Comunitario desde el “Colectivo Cuamil” en San Pedro Cuajimalpa
Jaqueline Martinez Reyes
La milpa es más que un espacio físico para sembrar; es un reflejo vivo de la cultura, la historia y la resistencia de nuestras comunidades. En San Pedro Cuajimalpa, esta tradición sigue viva gracias al esfuerzo del “Colectivo Cuamil”. Se trata de un grupo que se ha dedicado a proteger el conocimiento ancestral, la biodiversidad y el entorno natural en un contexto desde cada vez más difícil desvincularse de las lógicas de producción industrial y los transgénicos.
Para quienes forman parte del Colectivo Cuamil, la milpa no solo es un espacio físico, sino un sistema que integra y enseña sobre la interdependencia, paciencia y equilibrio. Esta tradición milenaria, el maíz, el frijol y la calabaza no solo crecen juntos, sino que complementan en un ciclo de colaboración mutua. Estas prácticas agroecológicas no solo garantizan soberanía alimentaria, sino que también representan una forma de resistencia ante las amenazas que enfrentan las comunidades rurales.
En un mundo donde los transgénicos se presentan como la solución a los problemas globales, el Colectivo ha optado por un camino diferente. Entienden que la dependencia de semillas modificadas genéticamente no sólo pone en riesgo la biodiversidad, sino que también la autonomía de las comunidades campesinas. Defender las semillas nativas es una forma de proteger también la identidad cultural y la posibilidad de decir cómo se cultivan.
En San Pedro Cuajimalpa, la milpa también es un espacio de aprendizaje y transformación. Para quienes participan en las actividades de cultivar no solo es una forma de producir alimentos sin transgénicos, sino también una oportunidad de reconectar con la naturaleza y con la comunidad. Desde talleres, encuentros y jornadas del trabajo colectivo ayudan a transmitir conocimientos que se están perdiendo, al mismo tiempo fortaleza al entorno.
La milpa nos ofrece lecciones aplicables a nuestra vida diaria, como la importancia de la interdependencia, la paciencia y la resiliencia. Este modelo de colaboración natural nos recuerda que trabajar juntos respeta los ciclos naturales que pueden ser más efectivos para poder imponer soluciones rápidas y artificiales.
El ejemplo de “Colectivo Cuamil” nos invita a reflexionar sobre cómo nuestras acciones impactan a nuestro entorno. Desde apoyar a los agricultores locales hasta reducción de consumo de productos procesados, todos podemos contribuir a una vida más sustentable. La milpa no sólo es una herencia del pasado, sino una esperanza para el futuro y el trabajo de comunidades como la de San Pedro Cuajimalpa, que está sufriendo cambios de uso de suelo, está resistiendo y creando caminos posibles y sustentables.
Buzón Ambiental
Este es tu espacio para hacer oír tu voz. ¿Tienes alguna inquietud, pregunta o denuncia sobre el medio ambiente en Morelos? El “Buzón Ambiental” de Xoxoctic está abierto para que compartas tus opiniones, experiencias y propuestas sobre la naturaleza, la ecología y los problemas que nos afectan a todos. Escríbenos y juntos hagamos nuevamente de Morelos el lugar de la “Eterna Primavera” ¡Tu participación es clave!
Manda tu contribución de no más de 1500 caracteres al correo:
lajornadamorelosxoxoctic@gmail.com
Sinaloa al borde: la desaparición silenciosa de nuestros maíces nativos
Dra. Jesús Mireya Higuera Rubio
Sinaloa es reconocido como gran productor de maíz, utilizando variedades híbridas de empresas trasnacionales, los cuales están diseñados para maximizar la producción, pero dependen fuertemente de agroquímicos. Por su costo, esta semilla solo las puede adquirir medianos y grandes productores.
Las políticas de manejo del agua y comercialización están diseñadas para favorecer la producción de maíz híbrido, dejando de lado a los pequeños productores rurales del estado, los cuales enfrenta una crisis silenciosa que va más allá de la reciente sequía y el cambio climático. Los pequeños productores de maíz, ubicados en la zona serrana de Sinaloa, son guardianes de semillas de al menos 14 variedades de las 59 variedades nativas de México, las cuales han sido seleccionadas durante generaciones y conservan características que permiten su cultivo en regiones marginadas.
Además, son más resistentes a plagas, enfermedades, y requieren menos agua que los híbridos, siendo una fuente invaluable de nutrientes y forman parte integral de la identidad de los sinaloenses. Sin embargo, los pequeños productores ven cómo sus parcelas se secan, perdiendo las variedades que han sido seleccionadas por sus ancestros. Esta situación pone en riesgo la diversidad del maíz e impacta en la seguridad alimentaria de comunidades locales. De continuar esta situación estaríamos frente a una inminente e irremediable pérdida de variedades nativas de maíz que son parte de nuestra identidad como mexicanos.
Variedades maíz nativo de zonas serranas rurales del Estado de Sinaloa.
Maíz blanco – Hibrido Comercial, cosechado en el valle de Sinaloa. Ciclo de Cultivo Primavera-Verano 2024.
Maíz blanco – Hibrido Comercial, cosechado en el valle de Sinaloa. Ciclo de Cultivo Primavera-Verano 2024.
-
CIIDIR IPN Unidad Sinaloa.Laboratorio Genómica Funcional