Transgénicos y OGM no son lo mismo

PIE DE PÁGINA – 28 enero, 2025

Por Mariana Benítez*

Iniciativa de reforma constitucional

El 21 de enero se publicó el Proyecto de reforma y adición a diversas disposiciones de los artículos 4o y 27 de la Constitución en materia de conservación y protección de los maíces nativos. Esta propuesta busca reconocer al maíz como elemento de identidad nacional y llevar a nivel constitucional la obligación del Estado de garantizar que no se cultive maíz transgénico en México. 

Como se ha argumentado ampliamente en éste y otros medios, si queremos transitar hacia sistemas agroalimentarios más sustentables y justos, y alcanzar la soberanía alimentaria, es indispensable evitar la siembra de variedades que pongan en riesgo la agrobiodiversidad de nuestro país, el cual es centro de origen y diversificación del maíz y muchos otros cultivos. Esto adquiere aún mayor relevancia al considerar dos cuestiones. Por un lado, la evidencia más actualizada indica una amplia presencia y flujo de transgenes en los maíces mexicanos, incluso cuando no ha podido sembrarse legalmente en México desde el 2013. Esto nos alerta ante riesgos reales que ya enfrenta la agrobiodiversidad del país y nos urge a tomar medidas  firmes en torno a la protección del maíz y la agrobiodiversidad de México. La segunda consideración es que un panel de resolución de controversias sobre temas administrativos del TMEC falló a favor de Estados Unidos en una queja interpuesta contra México. Estados Unidos argumentó que las medidas adoptadas por México en el Decreto presidencial relativo al glifosato y al maíz genéticamente modificado no se ajustaron a los procedimientos establecidos en el tratado, los cuales exigen la realización de análisis de riesgo y consultas previas antes de su publicación. Ante este resultado, hay diversas acciones que México puede tomar y aún se esperan importantes pasos por parte del gobierno. 

En este contexto, los esfuerzos por parte de la presidencia para elevar a nivel constitucional la protección del maíz son más que bienvenidos. Sin embargo, es necesario que esta iniciativa sea tanto o más contundente que las medidas previas. Es decir, que realmente proteja hoy y a largo plazo la diversidad de maíces en las que se sustenta la forma de vida de millones de personas y la identidad nacional de la que se habla en el mismo proyecto de reforma. En su redacción y alcance actual, la reforma constitucional propuesta no contempla medidas ante los procesos ya documentados de flujo de transgenes, favorecidos por la importación de granos viables, es decir, granos que aunque no se hayan cultivado en México entran por vías comerciales y pueden germinar, convertirse en plantas fértiles y entrecruzarse con plantas nativas. Además, la iniciativa se refiere explícitamente a la prohibición de cultivos de “maíz transgénico” y no de “maíz genéticamente modificado”, por lo que tiene un alcance mucho menor que las medidas establecidas en el decreto presidencial emitido previamente, e incluso que las acciones anunciadas recientemente para la Ciudad de México.

OGM, más que transgénicos

¿Por qué digo que la reforma tiene un alcance menor al hablar sólo de maíz transgénico? Porque la trangénesis es sólo una de las más de diez formas en que la biotecnología moderna puede actualmente modificar genéticamente a los organismos vivos. De hecho, el Protocolo de Cartagena sobre seguridad de la biotecnología, el cual México y otros 172 países han suscrito, considera como objeto de atención y precaución a “cualquier organismo vivo que posea una combinación nueva de material genético que se haya obtenido mediante la aplicación de la biotecnología moderna.” Más aún, en México, la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM) vigente, con todo y sus conocidas limitaciones, también se refiere a todos los OGM, y no sólo para el maíz sino para cualquier especie. Por su parte, el decreto firmado hace unos días por la jefa de gobierno contempla declarar a la Ciudad de México libre de maíz genéticamente modificado, no sólo de maíz transgénico, y apunta a la implementación de políticas en las que se trabaje activamente en la conservación, monitoreo, restauración, investigación, capacitación, producción y comercialización de maíz nativo en la CDMX. 

Una de las tecnologías a través de las cuales ahora es posible modificar genéticamente a los seres vivos es la llamada “edición génica”, posibilitada por la técnica CRISPR-Cas9 y otras similares. Esta técnica, desarrollada inicialmente en bacterias, permite hacer cambios muy pequeños en lugares específicos del genoma de los organismos, algunas sin introducir en el genoma secuencias provenientes de otros (por eso no son necesariamente transgénicos). En las plantas, y en particular en los cultivos, la modificación por esta vía se ha puesto en práctica experimentalmente en embriones que se encuentran en etapas muy tempranas del desarrollo, de forma que todas las células de la planta adulta contienen la modificación y pueden incluso heredarla. 

Ya existen desarrollos experimentales de maíz genéticamente modificado basados en CRISPR. No es ninguna sorpresa que algunos de estos nuevos desarrollos hayan sido financiados por compañías, como Bayer, que han estado detrás del desarrollo y comercialización del maíz transgénico. Si bien estas técnicas se publicitan como precisas y finas (éstas sí, nos dicen quienes decían lo mismo de técnicas precedentes), acarrean las mismas incertidumbres derivadas de las múltiples formas en que los genes son regulados en los seres vivos. En sistemas tan complejos como las células y los seres vivos, no se sostienen las premisas detrás de pensar que “a una causa pequeña, un efecto pequeño” o que “del tamaño del sapo, la pedrada”. El que una modificación sea pequeña, no garantiza que ésta no tenga efectos imprevistos en múltiples rasgos de las plantas. Estas formas de modificación genética también acarrean las amenazas asociadas al posible entrecuzamiento si sus productos son liberados al ambiente o si los granos derivados de éstas llegan viables a zonas en que se cultivan variedades nativas. 

En este sentido, quiero compartir lo que recientemente me comentaba sobre este tema El Dr. Stuart Newman, biólogo del desarrollo que ha estudiado durante más de cinco décadas la relación causal entre las propiedades (fenotipos) de los organismos y sus genes. “Modificar genes, incluso mediante “ediciones” simples y no sólo mediante “transgénesis” (la incorporación de genes externos), puede tener consecuencias imprevistas. Esto se debe a que los genes interactúan entre sí y con otros componentes no genéticos de las células donde residen. A menudo existen efectos fenotípicos indirectos que son impredecibles, incluso si las modificaciones parecen sencillas de antemano. En el caso de un cultivo genéticamente modificado, esto podría llevar por ejemplo a una mayor producción de moléculas tóxicas que están presentes en todas las plantas, pero en cantidades mínimas en aquéllas que han sido tradicionalmente cultivadas para el consumo”. El Dr. Newman me decía que desde el principio de su carrera le “quedó claro que la ingeniería genética de organismos —virus, bacterias, plantas, animales—, aunque útil en la investigación, presentaba riesgos si se liberaba en el medio ambiente.” Esto lo llevó, entre otras cosas, a ser cofundador del Consejo para la Genética Responsable (Council for Responsible Genetics) en 1980, el cual durante más de 30 años de existencia se mantuvo firme en su oposición a los alimentos genéticamente modificados. 

El número de técnicas de ingeniería genética aumenta y cambia constantemente, y las variedades transgénicas muy probablemente ya van de salida. Como podemos constatar en la historia reciente, es imposible confiar en que las nuevas técnicas sean seguras, controlables y libres de errores, como suele argumentarse. México debe aplicar el principio precautorio y proteger al maíz y la agrobiodiversidad de nuestro territorio, con todo lo que significa, hoy y para siempre.

Investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

Aquí puede consultarse el proyecto y pueden verse los múltiples comentarios que han hecho ciudadanos y organizaciones al respecto.

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