Boletín de Prensa – Ciudad de México, a 24 de mayo del 2023.
Participaciones: Mercedes López Martínez (CNSMNHP y Asociación de Consumidores Orgánicos), Monserratt Téllez dando lectura al mensaje de Dale Wiehoff (productor de EEUU), Rick Arnold (Consejo de Canadienses), Lynn Clarkson (Clarkson Grain, EEUU), Ben Dobson (Hudson Carbon, EEUU) y Timothy Wise (Institute for Agriculture and Trade Policy, EEUU), con la moderación de Malin Jönsson (CNSMNHP) y el apoyo solidario de El Poder del Consumidor.
Mercedes López Martínez destacó que el Decreto presidencial publicado en febrero de este año, que prohíbe directamente el uso de maíz genéticamente modificado para la producción de masa y tortilla, además de la sustitución gradual de su uso en la industria de alimentos y la alimentación animal y del uso, enajenación, distribución, promoción e importación de glifosato, no sólo fue una decisión del gobierno mexicano, es también producto de la organización y lucha de largo aliento de comunidades originarias mesoamericanas, responsables de la inmensa variedad de maíces nativos existentes; de comunidades campesinas, que siguen sembrando milpa y maíz; y de movimientos sociales como la CNSMNHP.
Además, resaltó que estamos frente a intereses transnacionales de grandes corporaciones aliadas con gobiernos, que presionan a una nación soberana, centro de origen del maíz, para sembrar e importar maíces transgénicos, por lo cual se convocó a esta conferencia de prensa, con el fin de tender puentes entre México, EEUU y Canadá para lograr una alimentación sana y una agricultura sustentable.
Monserratt Téllez dio lectura al mensaje enviado por Dale Wiehoff, quien mencionó que el maíz fue originalmente un regalo que México ha dado a la humanidad. Nos presentó un panorama sobre EEUU, apuntando que en sólo unas décadas el porcentaje de maíz genéticamente modificado cultivado en el país vecino, ha crecido hasta más del 90%, el cual es controlado por un puñado de empresas agroindustriales y químicas. Recordó que, cuando se introdujo el maíz transgénico combinado con el herbicida RoundUp (glifosato), su atractivo residía en la reducción de la mano de obra y el aumento de los rendimientos, y que proporcionaría más maíz para alimentar al mundo. Sin embargo, muchas de las promesas fueron falsas.
En contraste, apuntó que las consecuencias de permitir los cultivos transgénicos controlados por empresas como Monsanto (ahora Bayer) han acelerado la destrucción de la agricultura familiar en EEUU y han expulsado a millones de campesinos de todo el mundo, contribuyendo a la crisis migratoria mundial.
Lynn Clarkson afirmó que EEUU no requiere un cambio de sistema para responder a la demanda de maíz no transgénico desde México. Precisó que el desafío es la producción de las semillas necesarias, pero calcula que se pueden producir las suficientes en un periodo de entre 12 y 18 meses, para luego organizar a los campesinos para producirlo y determinar la infraestructura para distribuirlo. Señaló que esta es una oportunidad para que México construya un modelo de agricultura moderna con sensibilidad, minimizando el uso de pesticidas.
Ben Dobson consideró la decisión de México como una gran oportunidad para toda América, puesto que ahora en EEUU el 90% del maíz es transgénico, más del 95% de soya es transgénica, y existe contaminación de químicos en casi todas las zonas agrícolas, afectando la salud de la población. Asimismo, comentó que los tratados comerciales internacionales que originalmente se firmaron en los 90, actualmente casi mataron al sistema de agricultura tradicional en México y en EEUU. Enfatizó que en un mercado libre México puede decidir lo que quiere comprar y Estados Unidos tiene la responsabilidad de responder a esa demanda.
Por su parte, Timothy Wise comentó que, para México, el TLCAN (ahora T-MEC) resultó en un dumping agrícola como un estado normal del neoliberalismo, en donde surgieron las importaciones bajo este tratado comercial y bajaron los precios domésticos en maíz se calcula de un 19% bajo los costos de producción. Después del TLCAN, las exportaciones de maíz desde EEUU a México aumentaron un 400%, por lo que los precios de productores en México cayeron hasta un 66%, significando un desastre que desincentivó la producción doméstica, y ocasionó la dependencia a las importaciones para México, que ahora llegan a un 38%, lo cual ha quitado la soberanía y seguridad alimentaria.
Por lo anterior, concluyó que México tiene derecho de intentar reconquistar una cierta cantidad de esa producción doméstica. Asimismo, señaló que agricultores estadounidenses comparten con sus contrapartes en México la oposición al poder extremo de las transnacionales y el derecho de México de consumir el maíz que decida, decisión de la cual se beneficiarían también en Estados Unidos, por la apertura de un mercado de maíz no transgénico con mejores precios, menos químicos y mejor calidad para la nutrición.
Rick Arnold recuerda que, en 1994, en tiempos de la firma del TLCAN, empresas estadounidenses que llegarían a controlar la venta de semillas y plaguicidas en Canadá, ya estaban en formación. No fue sorpresa que en 1995 Ottawa aprobó los primeros cultivos genéticamente modificados, sin debate público. Rescata que, como lo hace la CNSMNHP, hay que presionar desde abajo para conseguir que se promulguen nuevas leyes federales y provinciales que beneficien a consumidores y productores; presionar para que municipios declaren zonas libres de cultivos genéticamente modificados (en Canadá hay 19); y presionar a través de los tribunales.
Mercedes concluyó comentando que seguiremos trabajando a partir de redes internacionales para lograr la producción de maíces no transgénicos que beneficien a las poblaciones de los tres países; así como luchando y articulándonos para detener a los grandes intereses transnacionales, que no nos han podido parar y que no nos van a parar.
Para recuperar la Conferencia de prensa, seguir al enlace: https://fb.watch/kKm0Qf5B3e/
Contacto de prensa: Víctor Manuel Chima Ortíz | cn.sinmaiznohaypais@gmail.com | 5541919336